Pierde peso: estado de ánimo y alimentación, 2ª Parte.
En el anterior post describíamos la alimentación emocional como la condicionada por factores psicológicos y emocionales. También explicábamos cómo el dejar que las emociones controlen tu alimentación puede boicotear tus planes de pérdida de peso.
Las emociones y los malos hábitos alimenticios unidos al sentimiento de culpabilidad por haber comido en exceso cosas que no debes, acaban por convertir la situación en un círculo viciosos del que puede resultar muy difícil salir.
Pero no hay que desesperar, todo en esta vida tiene arreglo y ser conscientes de lo que nos pasa, buscar y leer este tipo de artículos ya es, en sí mismo, un paso muy positivo hacia el cambio. Algunos consejos para empezar a controlar la situación podrían ser:
- Controlar tu estrés: Si tu estrés está contribuyendo a tu alimentación emocional, deberías probar técnicas para controlarlo: el yoga, la meditación o la relajación son 3 buenas opciones.
- Diferenciar el hambre del impulso de comer: Cinco comidas al día suele ser lo recomendable. Fija una hora para cada una y abstente de comer entre ellas. Bebe agua en lugar de picotear. Nadie dijo que fuera fácil 😉 .
- Mantén un diario de alimentos: Anota lo que comes, cuánto y cuándo lo comes, cómo te sientes cuando lo comes y cuánta hambre tienes. Puede ser muy tedioso pero también muy revelador, porque no eres consciente de lo que comes hasta que lo escribes, créeme. Con el tiempo verás los patrones que revelan la conexión entre tu humor y la comida.
- Busca apoyo: Tienes mayor probabilidad de caer en la comida emocional si no tienes una buena red de apoyo. Apóyate en familiares o amigos o considera unirte a un grupo de apoyo donde hay otras personas que pasan por lo mismo, encontrarás más comprensión y ayuda.
- Lucha contra el aburrimiento. En lugar de comer cuando realmente no tienes hambre, distráete. Sal a caminar, escucha música, lee, navega por Internet o llama a un amigo.
- Elimina las tentaciones: La mejor manera de no comer lo que no debes es no tenerlo en casa. Si has tenido un mal día o estás triste, pospón el momento de ir al supermercado hasta que estés seguro de que tienes tus emociones bajo control. No olvides hacer una lista.
- No te prives: Cuando quieres perder peso lo más habitual es que limites las calorías en exceso, que acabes comiendo siempre lo mismo y que destierres de tu dieta tus “golosinas” favoritas. Esto sólo sirve para aumentar tu ansiedad por los antojos, especialmente en respuesta a las emociones. Disfruta de un antojo ocasional y prueba nuevos alimentos saludables para sobrellevar algunos de ellos.
- Picoteo saludable: Si hay días en los que por tu actividad necesitas comer entre comidas, elige tentempiés bajos en grasa y en calorías: fruta fresca, verduras con aderezo bajo en grasa o palomitas de maíz sin mantequilla. Otra opción son las versiones bajas en grasa de tus alimentos favoritos.
- – Aprende de los fracasos. Si tienes una recaída de comer emocional, perdónate a ti mismo y empieza de nuevo al día siguiente. Trata de aprender de la experiencia y prepara un plan para prevenir futuras recaídas. Concéntrate en los cambios positivos que estás realizando en tus hábitos alimenticios y piensa que vas por buen camino hacia el resultado final, la pérdida de peso y la adquisición de unos buenos hábitos saludables.
Si a pesar de todos tus esfuerzos no consigues los resultados que deseas por tu cuenta, considera la posibilidad de hacer terapia con un profesional de la salud mental. La terapia puede ayudarte a entender las motivaciones que hay detrás de tu alimentación emocional y a aprender nuevas habilidades para superarlas. La terapia también puede destapar un posible trastorno alimentario relacionado con la alimentación emocional.