Intolerancia a la lactosa, el azúcar de la leche

El que uno tenga intolerancia a la lactosa quiere decir que no es capaz de digerir bien los alimentos que contienen lactosa, y en caso de ingerirlos puede que sufra malestar estomacal y presente síntomas como gases, diarrea, o inflamación del estómago.

Por si no lo sabes, la lactosa es un azúcar al igual que la fructosa, el primero está presente en la leche y el segundo en las frutas. Por tanto da igual el tipo de leche que se consuma, ya sea de vaca, cabra, oveja o humana, todas contienen una mayor o menor proporción de lactosa.

Son muchos los alimentos que emplean leche y todos ellos son susceptibles de provocar efectos secundarios en las personas que tengan intolerancia a la lactosa.

Desde el punto de vista científico, la lactosa es un disacárido formado por la unión de una molécula de glucosa y otra de galactosa. Para que una persona pueda procesar la lactosa necesita que su intestino delgado produzca suficientes enzimas de lactasa, las cuales se encargan del proceso de separación de ambas moléculas para que puedan ser absorbidas por nuestro organismo.

En resumen, no se trata de un problema serio, de hecho uno puede llegar a consumir pequeñas cantidades de productos que contienen lactosa e incluso tomar unas pastillas o gotas que le ayudan a digerir la lactosa.

Curiosamente existe lo que se conoce como intolerancia genética o intolerancia primaria a la lactosa, personas cuyo organismo no está genéticamente preparado para procesar lactosa dado que sus antepasados, y probablemente su cultura, no tenía la leche entre sus ingredientes habituales.

Es el caso por ejemplo de los Tailandeses, Centroafricanos, Mexicanos o Esquimales, cuatro ejemplos de culturas muy alejadas las unas de las otras, y sin embargo todas ellas tienen en común que sus sociedades presentan al tasas de personas con intolerancia a la lactosa (por encima del 80% de la población), en el caso concreto de los tailandeses hablamos de casi un cien por cien de la población con intolerancia a la leche de mamífero.

Para diagnosticar la intolerancia a la lactosa, los médicos recurren a uno de estos métodos:

  • Análisis de sangre, tras darle 100 gr de lactosa al paciente se espera a que este realice la digestión para comprobar si aumenta el nivel de glucosa en sangre.
  • Test de hidrógeno en el aliento, igualmente se le da lactosa al paciente, si aumentan los niveles de hidrógeno en el aliento es porque el intestinos no la procesa correctamente.
  • Biopsia del intestino delgado, el objetivo es extraer una muestra de tejido intestinal para que sea analizado en el laboratorio en busca de enzimas de lactasa.